Mi Villa Alemana poco querida pasado, presente y futuro.

Después de conversar con unas amigas sobre nuestra pequeña ciudad; nos dimos cuenta de que en realidad Villa Alemana, aunque pequeña e inpopular, aún tiene algo de encanto. Hay algo que llama a muchas personas cada año a vivir en sus interminables tierras. A través del tiempo esta comuna ha crecido hasta convertirse en una más grande y desarrollada, dejando su pasado tranquilo y lento, muy atrás.

En sus inicios, Villa alemana, era solo campo, un lugar idílico que un buen día don Buenaventura vendió a unos desconocidos alemanes. Poco a poco se fue convirtiendo en un próspero pueblo, y luego se fundó una comuna, que prometía crecer y hospedar a miles de familias que buscaban un hogar. Ese era el encanto de Villa alemana; una ciudad chiquita y tranquila que ofrecía paz y calor, aire limpio y buen clima. Todo aquello era mi ciudad.

Sin embargo, el pasado cambia, y hoy Villa Alemana es una ciudad con una vasta cantidad de habitantes, mucho tráfico y comercio, y porque no decirlo, delincuencia, drogas y violencia. Tal como cualquier otra ciudad chilena.

¿Qué le espera a esta “villa” en un futuro? En realidad en vez de hacer propuestas utópicas, prefiero establecer realistas especulaciones. Pienso que pronto Villa Alemana se convertirá en una gran ciudad, llena de edificios y condominios de casas de muñecas, para poder albergar a cientos de personas más; una realidad que ya ahora se vive. Entre más personas lleguen, se crearán más poblaciones como las famosas Gumercindo, Huanhualí y Prat. Y junto con todo esto seguro aumentará los peligros en las calles y el tráfico de drogas, algo en que se caracteriza a Villa Alemana en los medios. Aunque, pensándolo bien, esto último tal vez no sea tan malo: a fin de cuentas si se llega a legalizar la marihuana en Chile, los más felices serán los de la “pobla”, pues por fin tendrán una puerta abierta para alcanzar un nivel socioeconómico mejor y más estable.

Bueno, como todas están son especulaciones no podemos ser tan condenadores. Pero, la verdad, es que esperamos que algún día los villalemaninos podamos vivir nuevamente en ese espacio hermoso y pacifico que antes solía ser.

Por Carla Quezada